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in Boletín de Filología
Análisis funcional y sociolingüístico de los principales marcadores de reformulación en el corpus PRESEEA de Sevilla
Resumen:
En esta investigación estudiamos los marcadores de reformulación más empleados en el corpus PRESEEA de la ciudad de Sevilla: o sea explicativo, bueno recapitulativo, bueno rectificativo, en fin recapitulativo, o sea recapitulativo y es decir explicativo. Específicamente, nos centramos en señalar los principales valores discursivos localizados en la muestra y en su distribución diastrática. Tras el análisis pudimos comprobar que estos reformuladores adquirieron distintos roles, entre los que destacan: concretar una información previa mediante la adición de datos o ejemplos (función explicativa); expresar una síntesis o conclusión, en ocasiones con matices modales (función recapitulativa) o corregir de forma total o parcial lo dicho previamente (función rectifictativa). Además, la correlación con las variables sociales reveló algunas tendencias interesantes, como el uso más extendido entre las mujeres de bueno, tanto recapitulativo como rectificativo; la mayor presencia de o sea explicativo en los sujetos de los primeros grupos etarios y de bueno recapitulativo entre los más jóvenes y la concentración de gran parte de los usos de es decir y en fin para esas dos funciones entre los hablantes de más edad y los de mayor formación académica.
1. PRESENTACIÓN
Nota de autor 1
Los reformuladores son un tipo de marcadores del discurso que, a grandes rasgos, se utilizan para retomar un segmento enunciado previamente para modificarlo o rehacerlo, de forma que el hablante pueda adaptarlo a sus necesidades comunicativas. Las investigaciones recientes han demostrado una amplia presencia de esta estrategia pragmático-discursiva en el español hablado, donde se ha puesto de manifiesto también la existencia de un nutrido número de partículas que sirven para llevarla a cabo. En esta ocasión nos centramos en el análisis de los marcadores de reformulación más destacados que se utilizaron en las muestras de habla de la ciudad de Sevilla, las cuales forman parte del Proyecto para el estudio sociolingüístico del español de España y América (PRESEEA). Nuestros principales objetivos son: conocer los índices de frecuencia de las unidades que cumplen este papel y analizar de forma detenida aquellas que fueron más recurrentes, contemplando los valores que aportan al discurso y su distribución según las variables sociales que definen a los informantes. En última instancia, buscamos aportar nuevos datos que ayuden a perfilar el funcionamiento de los marcadores de reformulación en el español hablado y que contribuyan a describir su distribución geolectal y diastrática en el mundo hispánico.
2. MARCO TEÓRICO
Para encuadrar científicamente la investigación que aquí vamos a desarrollar, es preciso delimitar dos aspectos fundamentales: la reformulación y el estudio de los marcadores del discurso en español desde la perspectiva de la variación espacial y social.
2.1. La reformulación
La reformulación es un procedimiento pragmático-discursivo que afecta al nivel enunciativo y a la organización de la información. En el primer caso, el hablante retoma un segmento lingüístico previo para reelaborarlo o reconstruirlo. Con ello busca acomodar el enunciado resultante a su intención comunicativa para conseguir también que su interlocutor lo interprete de forma adecuada (Briz [1998] 2010: 216; Cortés y Camacho 2005: 200; Garcés 2007: 533, 2008: 75; Martín Zorraquino y Portolés Lázaro 1999: 4121). Por otra parte, la reformulación afecta a la organización textual, en tanto que con ella se reestructuran los contenidos y, a menudo, se orienta al receptor hacia la información más destacada o relevante (Briz 2001: 294; Garcés 2008: 34; López y Borreguero 2010: 457).
La clasificación de la reformulación se ha hecho, bien utilizando parámetros amplios, donde se contempla una división bipartita, parafrástica y no parafrástica, dependiendo de si hay o no equivalencia semántico-pragmática entre el componente inicial y el reformulado (Gülich y Kotschi 1983; Kotschi 2001), o bien partiendo de criterios más concretos, como la función discursiva específica que se realiza. Este segundo planteamiento es el que se ha aplicado habitualmente a los marcadores de reformulación en español. Así, por ejemplo, Garcés (2008: 72) propone una tipología que incluye ocho estrategias distintas: “la identificación, la especificación, la aclaración, la corrección, la conclusión o consecuencia, la recapitulación, la reconsideración o la pérdida parcial o total de pertinencia de lo expresado previamente”. Por su parte, Martín Zorraquino y Portolés Lázaro (1999 : 4121-4122) distinguen cuatro tipos de reformuladores: los explicativos, que sirven para aclarar o matizar el segmento previo; los rectificativos, con los que se introduce un enunciado que corrige y sustituye, total o parcialmente, al anterior; los de distanciamiento, que se utilizan para reforzar la información que se presenta en el elemento reformulado, al tiempo que se minimiza el contenido del segmento previo, al que se le resta relevancia; y los recapitulativos, con los que el hablante reagrupa un contenido que antes había detallado, a la vez que orienta a su interlocutor hacia la información más destacada que le quiere trasladar. Para nuestra investigación seguiremos esta última clasificación, la cual ha sido propuesta para el estudio de estos marcadores en PRESEEA (San Martín et al. 2022).
La oralidad sin elaboración previa, característica a la que responde nuestro material de análisis, favorece especialmente la reformulación (Briz [1998] 2010: 201-203; López y Borreguero 2010: 453). Esto se debe a que los procesos de construcción y recepción del discurso se producen de forma simultánea, por lo que es previsible que el hablante sienta la necesidad de readaptar su enunciado a su intención comunicativa y que trate de asegurarse de que su interlocutor ha entendido lo que quería trasladarle. En este entorno, los marcadores del discurso que se emplean para esta función pueden adquirir particularidades distintas a las que presentan los que se utilizan en la escritura. A este respecto, algunas investigaciones (Figueras 2000; Ruiz 2021a, 2021d: 436; Santana
2022: 7-9, en prensa) han puesto de manifiesto la relevancia que han adquirido los marcadores conversacionales bueno, hombre y vamos como reformuladores.
2.2. Los marcadores del discurso y la variación espacial y social del español
El estudio de los marcadores del discurso en español ha recibido constante atención en las últimas décadas (Aschenberg y Loureda 2011; Loureda y Acín 2010). Concretamente, su análisis desde la perspectiva de la variación geográfica y social, línea en la que se sitúa nuestra investigación, ha experimentado también un gran interés (Carbonero y Santana 2010; Fuentes y Placencia 2019; San Martín 2020). A este respecto, ya Cortés (1998 : 150-151) apuntaba la dificultad que conlleva aplicar los principios del estudio variacionista a estas unidades, pues su polivalencia discursiva complica la tarea de la delimitación de las formas que convergen en un mismo contenido semántico-pragmático. Aun así, el autor apostaba por la necesidad de avanzar en la tarea de realizar estudios cuantitativos que den cuenta de cómo se concreta el empleo de estos elementos en muestras de oralidad delimitadas geográficamente que, al mismo tiempo, hayan sido recopiladas siguiendo criterios diastráticos. Con respecto a estos últimos, como explica Moreno Fernández ( [1998] 2005: 36), el estudio de la variable lingüística abarca también el ámbito pragmático-discursivo, por lo que es posible acomodar las premisas de la sociolingüística variacionista al análisis de los marcadores del discurso.
Hasta el momento, las unidades que aquí nos ocupan, los marcadores de reformulación, han sido estudiadas dentro de esta óptica de la variación geolectal y social a partir de los materiales PRESEEA de Santiago de Chile (Rojas et al. 2012; San Martín 2013, 2015; 2016a, 2016b, 2016c, 2017; San Martín y Guerrero 2016), Granada (Ruiz 2018, 2020a, 2021b, 2021c, 2021d) y Sevilla (Santana 2022, en prensa) 2 . Algunos de los resultados más destacados han puesto de manifiesto la importante presencia en la oralidad no planificada, de forma general, del grupo de los reformuladores explicativos, así como el papel predominante que tiene o sea, que experimentó una gran polifuncionalidad: para explicar, rectificar y recapitular. Además, en estas tres ciudades, los hablantes del sociolecto alto fueron los principales usuarios de este tipo de marcadores, principalmente cuando tenían una finalidad explicativa. Por su parte, se aprecian algunas diferencias geográficas interesantes dentro de los reformuladores recapitulativos y de los de distanciamiento. En relación con los primeros, los informantes chilenos emplearon con más frecuencia al final, entre los granadinos la partícula más extendida para esta función fue en fin y los sevillanos prefirieron bueno. En cuanto a los segundos, la reformulación de distanciamiento tuvo mayor presencia entre los santiaguinos, con preferencia por la partícula igual, mientras que en las dos ciudades españolas exploradas este grupo obtuvo unos índices de frecuencia muy bajos (San Martín y Rojas 2023).
3. MARCO METODOLÓGICO
La metodología adoptada para llevar a cabo esta investigación contempla la toma de decisiones relativa a tres ámbitos concretos: la muestra de habla, la identificación de las unidades de análisis y el tratamiento cuantitativo de los datos.
3.1. La muestra
El corpus PRESEEA de la ciudad de Sevilla reúne los requisitos metodológicos establecidos dentro del proyecto (Moreno Fernández 2021: 17), tanto en lo que respecta a la recopilación y extensión de las muestras de habla, como a la caracterización social de los sujetos encuestados. Específicamente, el material de la capital hispalense está compuesto por 72 grabaciones, y su posterior transcripción, que fueron recopiladas siguiendo la técnica de encuesta semidirigida entre los años 2009 y 2018 (Repede 2019a, 2019b, 2019c). Cada una de ellas tiene una duración que oscila entre 40 y 45 minutos. En cuanto a los factores sociales, los sujetos se clasifican atendiendo al sexo (la mitad de los encuestados son hombres y la otra mitad mujeres); la edad (primera generación: 20-34 años; segunda generación: 35-54 años; tercera generación: 55 años en adelante); y el nivel educativo (bajo: enseñanza primaria o sin formación; medio: enseñanza secundaria obligatoria terminada y su posible continuación con formación profesional o bachillerato; y alto: estudios universitarios). Cada perfil sociolingüístico está representado por 4 informantes. Para contemplar de la forma más realista posible el universo idiomático de la ciudad de Sevilla, se seleccionaron hablantes procedentes de distintos barrios y con diversas profesiones (Repede 2019a: 25-28).
3.2. Identificación de las unidades de análisis
El estudio de los marcadores del discurso desde la perspectiva de la variación social conlleva asumir las premisas de esta línea de trabajo, según la cual partimos de la existencia de más de una forma o variante lingüística para, en este caso, expresar un mismo contenido pragmático-discursivo o variable (Moreno Fernández [1998] 2005: 21). Para ello, fue preciso, en primer lugar, identificar en el corpus los marcadores que se emplearon para reformular y, posteriormente, distribuirlos según los tipos ya señalados: explicativos, rectificativos, de distanciamiento y recapitulativos. A este respecto, para la localización de las unidades del corpus tomamos como referencia los reformuladores que habían sido mencionados o estudiados en publicaciones previas (Cortés y Camacho 2005: 205; Fuentes 2009; Garcés 2008: 113, 153-154; Martín Zorraquino y Portolés Lázaro 1999: 4082; San Martín y Guerrero 2016: 24-25; San Martín et al. 2022). Por otro lado, la clasificación de las variantes en los cuatro tipos de reformulación considerados se hizo mediante la prueba de la conmutación por unidades prototípicas de cada uno de ellos (Moreno Fernández [1998] 2005: 36). De este modo, para identificar los explicativos utilizamos es decir o esto es, cuya función principal es introducir en el discurso una paráfrasis o aclaración de un segmento previo (Martín Zorraquino y Portolés Lázaro 1999: 4124); para los rectificativos hicimos la conmutación por mejor dicho (Martín Zorraquino y Portolés Lázaro 1999: 4127); para el distanciamiento sustituimos por de todas formas / maneras / modos (Martín Zorraquino y Portolés Lázaro 1999: 4131-4132); y para los recapitulativos utilizamos en fin o en definitiva, pues ambas partículas pueden emplearse para anunciar una conclusión coorientada o contraria a lo expuesto en el miembro anterior (Martín Zorraquino y Portolés Lázaro 1999: 4135-4137). Estas conmutaciones han de entenderse de forma aproximada, ya que hay casos en los que no conseguimos identificar con total precisión la intención comunicativa que el informante quiso trasladar con su enunciado, y porque asumimos que, en última instancia, cada partícula aporta matices semántico-pragmáticos específicos.
Teniendo en cuenta la polivalencia habitual de los marcadores del discurso, la delimitación del valor de algunas de las unidades que buscamos en el corpus resultó una tarea compleja. Así sucedió, por ejemplo, con algunos marcadores conversacionales (Martín Zorraquino y Portolés Lázaro 1999: 4143-4145) como bueno, hombre y vamos, que, como ya señalábamos, han demostrado ser bastante recurrentes en su papel como reformuladores en la lengua hablada (Briz [1998] 2010: 213-216; Cortés 1991: 60; Fuentes 1998: 178-183, 2009: s.v. bueno 3, s.v. vamos 2; Martín Zorraquino y Portolés Lázaro 1999: 4165-4166, 4178-4179; Ruiz 2021a, 2021c, 2021d).
3.3. Cuantificación de los datos
Para el manejo de los datos cuantitativos utilizamos el programa SPSS, versión 26 para Windows 10. En el estudio de la distribución diastrática, en un primer momento aplicamos la prueba de homogeneidad de Kolmogorov- Smirnov a los reformuladores encontrados en la muestra, porque partíamos de la hipótesis de que podían darse bastantes diferencias en el número de ocurrencias entre unos hablantes y otros, lo que, como veremos, se corroboró en el análisis. Por tanto, para evitar que este desajuste pudiera afectar a los resultados de la investigación, ponderamos los datos sobre el total de casos por informante en toda la muestra o, cuando fue necesario, sobre el subtotal de registros de un tipo de reformulación. Además, utilizamos la prueba paramétrica de ANOVA de un factor y la no paramétrica ANOVA de Kruskal-Wallis, que aplicamos a las medias de uso. En todos los casos establecimos la significación estadística en un valor inferior a 0,05.
4. ANÁLISIS Y RESULTADOS
En el corpus PRESEEA de Sevilla se localizaron un total de 1749 reformuladores distribuidos en 35 partículas diferentes (Santana 2022: 6-7). Atendiendo a sus índices de utilización, las dividimos en tres grupos: 1) las más recurrentes, con una frecuencia absoluta superior a 100 casos (o sea, bueno, vamos, en fin, es decir); 2) las que ocuparon una situación intermedia, entre 99 y 20 ocurrencias (hombre, nada, perdón, en general, al final, total, al fin y al cabo y digamos); y 3) las que obtuvieron índices de uso bajos, con menos de 20 registros (en plan, quiero decir, de todas maneras, más bien, mentira, por lo general, esto es, vamos a ver, de todas formas, de cualquier manera, en cualquier caso, vaya, en definitiva, mejor dicho, bien, con todo y con eso, de cualquier forma, después de todo, digo, en resumidas cuentas, en todo caso y miento).
Los 5 reformuladores que hemos incluido en el primer bloque constituyen el 72,24% de los casos localizados en la muestra (N= 1351) (Gráfico 1).
Al índice de usos elevado de estas 5 unidades más recurrentes del corpus hay que sumar el hecho de que estuvieron repartidas entre la mayor parte de los informantes, concretamente entre 70 de los 72 encuestados 3 (Gráfico 2). Se trata, por tanto, de los marcadores de reformulación más representativos de esta comunidad de habla, sin que, por el momento, hayamos concretado para qué función específica se utilizaron. A simple vista se puede apreciar que la distribución por sujetos no presentó un patrón regular, dato que se corroboró con los resultados de la prueba de homogeneidad de varianza aplicada (Sig. 0,000). En términos generales se percibe una proyección ascendente que se puede dividir en tres tramos: informantes 1-24 (sociolecto bajo), informantes 25-48 (sociolecto medio) e informantes 49-72 (sociolecto alto). En efecto, los sujetos con mayor formación académica lideraron la inclusión de esta estrategia pragmático-discursiva en sus intervenciones (Santana 2022: 13), aspecto que se pone de manifiesto también en la elevada presencia que tuvieron los reformuladores más destacados del corpus en los individuos de este colectivo.
La polivalencia habitual de los marcadores del discurso ha quedado reflejada de nuevo en esta ocasión (Tabla 1), pues 4 de las 5 partículas, con la excepción de en fin, se emplearon para más de un tipo de reformulación. Los ejemplos 1 al 12 son una muestra de la diversidad funcional que revelaron estas unidades en nuestro corpus.
O sea explicativo
(1) siempre me ha gustado mucho / lo que pasa que no llegué a <vacilación/> a terminar los estudios / o sea me quedé en la ESO y me puse a trabajar (H11-004 4 )
Bueno recapitulativo
(2) pues mira / eso es positivo y decir / pues mira / esa formación la tengo yo / voy a impartir eso / y de eso ahora mismo mmm / puedo vivir / que mañana surge otro tema / pues ese tema me formaré y <vacilación/> y lo haré también / es que <vacilación/> y en <vacilación/> eso creo que sí es emprender el <vacilación/> bueno / te adaptas al tiempo / a la situación que hay (M13-062)
Bueno rectificativo
(3) E: ¿los conoces a todos? / sí ¿no? || I: sí // bueno a todos / a casi todos / porque también hay algunos pisos que están alquilados / cambian mucho (M32-046)
En fin recapitulativo
(4) salsa / eh<alargamiento/> / merengue / chachachá / bachata / pasodoble / sevillanas / eh rumba / bolero / en fin / baile de salón (M31-021)
O sea recapitulativo
(5) los vecinos de al lado no hay problema // quizá porque son<alargamiento/> / vamos gente que son educadas y eso y no hacen mucho ruido / algunos niños de <vacilación/> / pero vamos que no<alargamiento/> / que no hacen mucho jaleo / enseguida el vecino / si vienen los niños / dice <vacilación/> / si le molesta o no / o sea que<alargamiento/> / son muy considerados (H32-033)
Es decir explicativo
(6) no me suelo guiar mucho de lo que hace la gente / es decir / si <alargamiento/> me apetece con mi pareja irme en abril o en mayo <alargamiento/> o en <vacilación/> o en marzo a <alargamiento/> a cualquier <vacilación/> a la playa o a cualquier otro sitio / lo <vacilación/> lo hago (H23-056)
Vamos recapitulativo
(7) en esos años pasó por un cáncer y pudo mmm / formar el coro / reunía a la gente / tenía fuerza para eso / como que se evadió en <alargamiento/> / en <alargamiento/> / algo que le gustaba / además que <alargamiento/> / también dibujaba […] y hacía belenes con muñe <palabra_cortada/> con trapos / de muñequitos de trapo / vamos / tenemos montón de recuerdos de ella (M13-064)
Vamos explicativo
(8) pues se quedó como un museo al aire libre arqueológico / y sí es muy monumental mu <vacilación/> / que se nota / vamos / es que se <vacilación/> se <vacilación/> se <alargamiento/> bebe la historia […] se respira historia (H13-050)
Vamos rectificativo
(9) allí cualquier día <vacilación/> sí vamos no hay nadie / en el invierno muy poca <vacilación/> muy poca no / vamos / pocas no / ninguna juventud (H12-026)
O sea rectificativo
(10) y en las casetas pública<palabra_cortada/> o sea / privadas sí que puedes entrar / pero tienes que conocer a alguien de<alargamiento/> (M11-016)
Bueno explicativo
(11) a final del año pasado o cosa así pusieron la <vacilación/> mmm bueno / a lo mejor<alargamiento/> / por otoño o por ahí (M32-048)
Es decir recapitulativo
(12) porque </simultáneo> necesitas abonar el campo / necesitas <alargamiento/> / mmm / recolectar la caña de azúcar con maquinaria / procesarla / después en destilerías / es decir que se gasta mucha energía en producir / mmm / gasolina a partir de la caña de azúcar (H13-050) De lo dicho hasta el momento se infiere que hubo tres clases de reformulación predominantes en el corpus, las cuales, en orden decreciente, se distribuyeron de la siguiente forma: recapitulativa (N = 789; 45,11%), explicativa (N= 550; 31,45%) y rectificativa (N= 390; 22,30%) (Santana 2022: 6). Los marcadores más representativos de cada una de ellas fueron: o sea para la explicación y bueno para la recapitulación y la rectificación (Tabla 1).
Para que los resultados sean cuantitativamente representativos, a partir de ahora nos centramos en el análisis de aquellos reformuladores que registraron una frecuencia absoluta superior a 100 casos en toda la muestra. Se trata de o sea explicativo y o sea recapitulativo, bueno recapitulativo y bueno rectificativo, en fin recapitulativo y es decir explicativo (Tabla 1).
4.1. O sea explicativo y o sea recapitulativo
O sea fue el reformulador más utilizado por los sevillanos encuestados (Gráfico 1), dato que se suma a la afirmación de que es la forma más frecuente para esta función en la oralidad (López y Borreguero 2010: 457; Martín Zorraquino y Portolés Lázaro 1999: 4123). Además, se trata de una unidad que muestra una gran capacidad para adoptar diferentes papeles discursivos (Briz 2001, 2002; Ruiz 2018, 2020b: 339-341), característica que, como se ha señalado, se aprecia también en el entorno de la reformulación, en tanto que en nuestro corpus se utilizó para explicar, para recapitular y para rectificar (Tabla 1). Cabe señalar que o sea fue el marcador que más frecuentemente emplearon los sevillanos para realizar la reformulación explicativa (46,18%) (Santana en prensa). Sin embargo, en el entorno de la recapitulación no fue una variante tan destacada (17,62%), con índices porcentuales inferiores a los de bueno y en fin.
Los sevillanos encuestados utilizaron o sea explicativo en contextos en los que querían concretar lo que habían dicho en el segmento previo mediante la aportación de datos (ejemplo 13) o a través de la ejemplificación (ejemplo 14). En otras ocasiones, la intención del hablante era aclarar una expresión o un término que, a su juicio, podía ser ambiguo o prestarse a ser malinterpretado (ejemplo 15). Algo similar ocurrió en aquellos contextos en los que el segmento reformulado introdujo una descripción del primer miembro, que era designativa y semánticamente equivalente (ejemplo 16). Por último, se documentaron también casos en los que la función explicativa sirvió para repetir lo que se había dicho previamente, con la finalidad de intensificar o realzar la información expresada (ejemplo 17).
(13) I: pues un día en la Feria realmente <alargamiento/> es <alargamiento/> es otra fiesta // o sea / te levantas / te tienes que decir al cuerpo lo que te vas a encontrar / que es comer mucho / beber mucho / ponerte un poquito alegre / con las copitas (H13-049)
(14) siempre que se dé una<alargamiento/> un <vacilación/> un caso concreto ¿no? / o sea mmm no por cualquier cosa / como este hombre que<alargamiento/> que hicieron la película y eso / está de acuerdo / si ha dicho el médico de que está <vacilación/> de que está<alargamiento/> bien / psíquicamente psicológicamente (H21-005)
(15) y no trabajar / festivos / cuando me toque / siempre a expensas de ay ¿qué me tocará? ¿me tocará el <alargamiento/>? eh imagínate <alargamiento/> yo ya sé que el 28 de febrero ya / me lo han cargado || E:
¿sí? || I: o sea me lo he cargado en el sentido de que me toca // entonces no tengo puente (M13-061)
(16) el ático tiene un techo<alargamiento/> o sea / el ático está techado (M12-037)
(17) I: tía / y no <vacilación/> / no puede ser / no puede ser / tenía que quemar esa etapa ya || E: claro || I: sí estuvo muy bien / recién salidita de la Facultad / no había mucho trabajo con lo cual no me atoraba / y
<alargamiento/> e <vacilación/> / pero ya está / o sea ya está / <risas= “I”/> y ve <palabra_cortada/> y he venido feliz (M13-063)
En lo tocante a la distribución por grupos sociales (Tabla 2), o sea explicativo fue ligeramente más utilizado por los hombres (53,94%), pero registró un importante descenso entre los hablantes del tercer grupo etario (25,98%) y entre los de menor formación académica (18,11%), frente a un uso más equilibrado en los otros dos sectores poblacionales, respectivamente. Estos datos están en correlación con el hecho de que los encuestados de más edad y los que tenían menor nivel de estudios también incluyeron menos la reformulación explicativa en sus intervenciones (Santana 2022: 13-14, en prensa), lo que podría justificar la bajada de frecuencias de o sea con esta función en esos estratos sociales.
Las pruebas aplicadas a las medias de uso (Gráficos 3 y 4) indicaron que la edad (ANOVA unifactorial: Ji2 14,51 y Sig. 0,000; ANOVA de Kruskal- Wallis: Ji2 60,05 y Sig. 0,000) y el nivel educativo (ANOVA unifactorial: Ji2 31,66 y Sig. 0,000; ANOVA de Kruskal-Wallis: Ji2 93,20 y Sig. 0,000) influyeron en la distribución de este reformulador.
En el entorno de los reformuladores explicativos (Santana en prensa), o sea fue el más empleado en todos los estratos sociales, aunque solo dos de ellos influyeron en su utilización: el sexo (ANOVA unifactorial: Ji2 32,62 y Sig. 0,000; ANOVA de Kruskal-Wallis: Ji2 24,28 y Sig. 0,000) y la formación académica de los informantes (ANOVA unifactorial: Ji2 3,33 y Sig. 0,037; ANOVA de Kruskal-Wallis: Ji2 21,07 y Sig. 0,000). Concretamente, la media de uso no fue la más elevada entre los varones (hombres: 5,27; mujeres: 7,90) ni entre los hablantes con más estudios (sociolectos bajo 5,24; medio 7,03; alto 6,33), a pesar de ser dos colectivos que lideraron este tipo de reformulación. Pensamos que el importante incremento de casos de es decir explicativo en estos grupos poblacionales (§ 4.4.) puede haber influido en el descenso de casos de o sea con este mismo valor.
En lo que respecta a o sea recapitulativo, en el habla de Sevilla predominó la variante seguida de que (N = 93; 66,91%). Este reformulador se utilizó a menudo en contextos en los que se observó la siguiente pauta: en un primer momento el hablante aportó un contenido en forma de afirmación u opinión, lo que podríamos establecer como el planteamiento de una tesis; en un segundo momento dicho contenido se desglosó o se detalló, aportando nuevos datos; y en un tercer momento el informante rescató la información inicial, ahora a modo de síntesis o conclusión precedida por o sea (ejemplo
18). Este segmento recapitulativo, además, se presentaba como el que tenía más peso informativo. Sería lo que podríamos llamar una estructura circular.
(18) […] pero a mí la Feria ha sido de diario […] me ha encantado […] siempre me ha encantado / mi marido me ha acompañado y de novios […] pero a veces mmm yo he llegado a mi casa / han salido mis hermanos y me he vuelto a ir con ellos <risas = “E”/> o sea / me gusta la Feria / me ha gustado muchísimo (M21-018)
En otras ocasiones, sin embargo, no se adelantó la conclusión a la que se quería llevar al interlocutor, sino que o sea introdujo de nuevas el contenido que recopilaba lo que se había expuesto con anterioridad, generalmente de forma desglosada, señalando, a su vez, el contenido más relevante (ejemplo 19). Se trataría de una estructura lineal.
(19) pero es difícil en esos ambientes / salir cuando tu vecino <alargamiento/> vende droga cuando <alargamiento/> el otro <alargamiento/> los padres están peleando todo el día o sea que las familias son complicadas en ese barrio (M33-071)
La distribución diastrática (Tabla 3) mostró que o sea recapitulativo fue más frecuente en los hombres (51,80%), en los hablantes de la segunda generación (42,45%) y en los del sociolecto alto (52,52%). En el caso del sexo y la formación académica, estos datos pueden ponerse en relación con el hecho de que tanto la reformulación en general, como la de carácter recapitulativo, tuvieron más presencia en los parlamentos de esos dos grupos poblacionales (Santana 2022: 12-14), lo que podría explicar el aumento en la frecuencia de usos de esta partícula.
Las pruebas estadísticas empleadas mostraron que la edad (ANOVA de un factor: Ji2 7,17 y Sig. 0,001; ANOVA de Kruskal-Wallis: Ji2 96,32 y Sig. 0,000) y el nivel educativo (ANOVA de un factor: Ji2 51,59 y Sig. 0,000; ANOVA de Kruskal-Wallis: Ji2 74,79 y Sig. 0,000) influyeron en las medias de uso de este reformulador (Gráficos 5 y 6). Concretamente, pudimos observar su menor presencia entre los informantes más jóvenes y, especialmente, su progresivo incremento conforme mayor era la formación académica del informante.
Dentro de las partículas empleadas como reformuladores recapitulativos, los jóvenes (medias primera generación: 2,24; segunda generación: 2,83; tercera generación: 2,63) y los hablantes con menos estudios (medias sociolectos bajo: 1,26; medio: 2,24; alto: 3,53) fueron los que menos utilizaron o sea. En lo que respecta a la edad, la explicación estaría en que bueno fue la partícula preferida por los informantes de la primera generación (§ 4.2.). En cuanto al grado de formación, sin embargo, el descenso de las medias en el sociolecto bajo, similar a lo que sucede en bueno (§ 4.2.) y en fin (§ 4.3.), se debe a que la reformulación recapitulativa tuvo bastante menor presencia en este grupo de hablantes (Santana 2022: 14).
La comparación de nuestros resultados con otras áreas hispánicas nos indica que, mientras que o sea explicativo se erige como el marcador prototípico para esta función a uno y otro lado del Atlántico (Perdomo 2020: 440; Ruiz 2021d: 436; San Martín y Guerrero 2016: 24; Taibo 2016: 65; Valencia 2014; Valencia y Vigueras 2015), su empleo como partícula recapituladora arroja diferencias geolectales. Concretamente, los índices de uso con esta última función fueron más bajos en Santiago de Chile (San Martín y Guerrero 2016: 25), con una representación del 2,61%, que en Granada (Ruiz 2021d: 436), con una frecuencia del 5,23% y en Sevilla (7,95%). Se observa, por tanto, que este valor está más presente en las ciudades europeas analizadas.
4.2. Bueno recapitulativo y bueno rectificativo
Bueno es una partícula propia de la oralidad no planificada, incluida por Martín Zorraquino y Portolés Lázaro (1999 : 4162-4167) entre los marcadores conversacionales. Son múltiples los papeles que los autores le atribuyen, pero en el ámbito de la reformulación solo señalan su finalidad rectificativa (Martín Zorraquino y Portolés Lázaro 1999: 4165). Bueno tuvo un papel destacado en nuestro corpus con este valor (47,44%), siendo la principal partícula para realizar esta estrategia pragmático-discursiva (Santana 2022: 8). No obstante, algunos estudios sobre su funcionamiento en el español hablado le han asignado también funciones recapitulativas y explicativas (Ruiz 2021d: 436), de forma similar a lo que hemos documentado en el habla de Sevilla (Santana 2022: 8-9, en prensa). A este respecto, entre los recapitulativos, bueno fue el marcador más frecuente en el corpus para cumplir este papel (27,38%), mientras que como explicativo ocupó una posición más discreta (4,18%).
Uno de los aspectos más reseñables del empleo de bueno recapitulativo en la muestra fue su habitual utilización precedido de pero (N = 122; 56,48%). En este contexto, la información no solo se presenta como síntesis de lo que se había dicho previamente, sino que suele aparecer también teñida de algún matiz modal como el de resignación (ejemplo 20).
(20) ese es el problema / que<alargamiento/> tampoco hay zonas que estén habilitadas para ese tipo de cosas / que después tenga sus papeleras / que tenga sus servicios / que tenga fácil aparcamiento / entonces todo eso se convierte en una aglomeración de gente / sin control / sin cuarto de baño / sin papelera / eh<alargamiento/> cogen evidentemente el coche para ir de un sitio a otro / cuando<alargamiento/> eso termina es en un auténtico estercolero / eh forman unos atascos impresionantes / porque lo hacen / ahora últimamente está más controlado porque se ha prohibido / pero forman <vacilación/> unos atascos increíbles y la verdad que <vacilación/> no es no es <vacilación/> no es bueno / pero bueno / <ruido = “chasquido_boca”/> es una forma de divertirse (H22-029)
El análisis de la distribución diastrática (Tabla 4) mostró que bueno recapitulativo fue más empleado por las mujeres (53,24%), por los hablantes de la primera generación (39,35%) y por los del sociolecto alto (43,52%).
La dependencia entre las tres variables sociales y los promedios de uso de este reformulador (Gráficos 7 y 8) quedó demostrada a partir de los resultados de las pruebas ANOVA unifactorial: sexo (Ji2 64,92 y Sig. 0,000), edad (Ji2 32,50 y Sig. 0,000) y nivel de estudios (Ji2 39,93 y Sig. 0,000) y ANOVA de Kruskal-Wallis: sexo (Ji2 66,45 y Sig. 0,000), edad (Ji2 81,23 y Sig. 0,000) y nivel de estudios (Ji2 99,08 y Sig. 0,000). Además, pudimos apreciar con claridad cómo se dio un acusado descenso de bueno recapitulativo conforme avanzaba la edad y conforme descendía el grado de instrucción de los sujetos. Su proyección en los grupos etarios presenta rasgos opuestos a los que habíamos advertido en o sea con esta misma función (§ 4.1.). A este respecto, frente a la menor presencia de o sea en los hablantes de menos edad, nuestros datos confirman que bueno recapitulativo es la forma que prefieren las generaciones más jóvenes. Por su parte, aunque bueno fue el marcador más empleado con esta función entre los hablantes con menos formación académica (N = 41; 22,53%), no hay que perder de vista que este fue el sociolecto que menos empleó esta función pragmático-discursiva en sus parlamentos, lo que explicaría el descenso de las medias. Aun así, estas fueron más altas en bueno que en o sea (§ 4.1.) y en fin (§ 4.3.).
Al ser bueno el marcador prototípico de nuestro corpus para recapitular, nos interesa saber por qué no fue la variante más empleada por los informantes varones y por los de la segunda generación, sectores que se decantaron por esta estrategia pragmático-discursiva en sus intervenciones (Santana 2022: 12-14). En este sentido, cabe decir que, aunque bueno fue la partícula más recurrente entre las 15 formas distintas empleadas por los hombres (N = 101; 24,75%) y entre las 16 registradas en el segundo grupo etario (N = 78; 26,71%), en ambos casos las medias de uso de este reformulador no fueron las más altas con respecto a los otros colectivos: sexo (hombres: 3,50; mujeres: 5,15) y edad (primera generación: 5,09; segunda generación: 4,57; tercera generación: 3,39). Las pruebas estadísticas corroboraron que estos rasgos sociales influyeron en la utilización de este marcador (ANOVA unifactorial: sexo Ji2 38,15 y Sig. 0,000; edad Ji2 15,37 y Sig. 0,000 y ANOVA de kruskal- Wallis: sexo Ji2 43,38 y Sig. 0,000; edad Ji2 33,63 y Sig. 0,000). Pensamos que la justificación de esta menor incidencia de bueno recapitulativo en estos sectores poblacionales podría estar en la mayor representación que obtuvo en fin en los varones (§ 4.3.), y o sea en los informantes de mediana edad (§ 4.1.).
Como rectificativo, bueno se empleó a menudo para cambiar de forma parcial una afirmación previa, a la que era preciso hacerle alguna corrección (ejemplo 21). En estos casos fue una práctica frecuente la repetición del segmento inicial, resaltándose así la parte que había que modificar (ejemplo 22). Por otro lado, también fue habitual hacer una enmienda total sobre el primer componente, el cual contenía un error o una equivocación que el informante subsanó con el enunciado reformulado, a veces indicándolo explícitamente: “esto que he dicho antes no, sino esto segundo que digo a continuación” (ejemplo 23).
(21) y<alargamiento/> y desde entonces / bueno / a los seis o siete días empezamos a salir (H11-008)
(22) tuve que dejar / bueno tuve que dejar // dejé a mi expareja por él (M11-016) (23) el resto del dinero / bueno también me compraría una <alargamiento/> un aparta <palabra_cortada/> / bueno / un apartamento no / un chalet / un señor chalet en la playa (M23-068)
En lo que respecta a la correlación con las variables sociales (Tabla 5), bueno rectificativo fue un reformulador ligeramente más empleado por las mujeres (52,97%). Además, los hablantes de la tercera generación y los del sociolecto alto se distanciaron de los otros dos colectivos, en el primer caso por el descenso de la frecuencia de usos (29,73%) y en el segundo por su incremento (37,30%).
Los tres factores influyeron en las medias de uso de esta unidad: sexo (ANOVA unifactorial: Ji2 26,51, Sig. 0,000; ANOVA de Kruskal-Wallis: Ji2 41,59 y Sig. 0,000), edad (ANOVA unifactorial: Ji2 3,43, Sig. 0,032; ANOVA de Kruskal-Wallis: Ji2 9,26 y Sig. 0,010) y nivel educativo (ANOVA unifactorial: Ji2 10,09, Sig. 0,000; ANOVA de Kruskal-Wallis: Ji2 7,96 y Sig. 0,019). Concretando, dado que las mujeres incluyeron más la rectificación en sus parlamentos (Santana 2022: 12), no resulta extraño que también fueran ellas las principales impulsoras de la partícula más característica entre los hablantes sevillanos para realizar esta función (Gráfico 9). No obstante, no sucede lo mismo con el nivel educativo, pues los sujetos con formación media se revelaron como los principales usuarios de esta estrategia (Santana 2022: 14), dato que contrasta con el descenso de las medias de bueno en este sociolecto (Gráfico 10).
A tenor de los datos expuestos, cabría preguntarse qué variantes fueron las preferidas por el sociolecto medio para rectificar. En el entorno de los reformuladores rectificativos, aunque bueno fue la partícula más empleada por los encuestados con este nivel de estudios (N = 59; 40,14%), también despuntaron, aunque con menor índice de frecuencia, o sea (N = 22; 14,97%), con medias más destacadas en este colectivo (sociolectos bajo: 0,75; medio: 1,39; alto: 1,01) y perdón (N = 17; 11,56%), cuyas medias también fueron más elevadas en este grupo de informantes (sociolectos bajo: 0,20; medio: 0,99; alto: 0,71). Las pruebas estadísticas aplicadas corroboraron que el grado de instrucción influyó en la utilización de estos dos marcadores (o sea: ANOVA unifactorial: Ji2 7,56, Sig. 0,001; ANOVA de Kruskal-Wallis: Ji2 11,49 y Sig. 0,003; perdón: ANOVA unifactorial: Ji2 14,71, Sig. 0,001; ANOVA de Kruskal-Wallis: Ji2 27,85 y Sig. 0,000). De este modo, la competencia de estas dos variantes podría explicar la menor importancia del reformulador prototípico bueno los informantes con grado de instrucción media.
Nuestros resultados presentan diferencias con respecto a los de otras áreas exploradas. En cuanto a bueno recapitulativo, no se documentaron casos en las ciudades hispanoamericanas en las que se ha trabajado con corpus PRESEEA, Santiago de Chile (Rojas et al. 2012: 109; San Martín y Guerrero 2016: 24-25), Montevideo (Taibo 2016: 65) y La Habana (Perdomo 2020: 231), mientras que sí aparecieron registros en Granada, con un porcentaje del 1,85% (Ruiz 2021d: 436), aunque con menor incidencia que en Sevilla 5 . Por otro lado, su empleo como partícula rectificativa se documentó en la capital chilena, pero con una frecuencia de uso bastante baja (0,87%), y en Granada (19,14%), en este caso con índices porcentuales más elevados que los de Sevilla. De estos datos se deduce que el uso de bueno reformulador, en general, está más extendido por las ciudades europeas de las que tenemos constancia, especialmente cuando se utiliza para presentar una conclusión o recapitulación sobre lo dicho previamente.
4.3. En fin
Los principales roles que habitualmente se le han atribuido a este marcador se sitúan en el entorno de la organización textual, como ordenador de cierre (Domínguez 2016: 43; Fuentes 2009: 131; Garcés 2008: 60; Martín Zorraquino y Portolés Lázaro 1999: 4088), y en el ámbito de la reformulación (Fuentes 2009: 132; Martín Zorraquino y Portolés Lázaro 1999: 4133-4134; Ruiz 2020a: 199, 2020b: 336, 2021d: 436). En este último contexto se incluyen las funciones de corrección (Fuentes 2009: 132) y, fundamentalmente, de recapitulación (Martín Zorraquino y Portolés Lázaro 1999: 4136; Rojas et al. 2012: 114; Ruiz 2020a: 199, 2020b: 336, 2021d: 336; San Martín 2015: 105; San Martín y Guerrero 2016: 24-25; Santana 2022: 9). Con este valor, en fin introduce un segmento que presenta una síntesis con respecto a lo que se ha detallado o desglosado previamente, mostrando a su vez esta información más relevante para el interlocutor. Según se ha apuntado, es una partícula muy frecuente en el discurso no planificado (Martín Zorraquino y Portolés Lázaro 1999: 4136-4137). En el corpus PRESEEA de Sevilla los casos de en fin reformulador que documentamos tenían función recapitulativa y fue el segundo marcador con este papel más empleado (17,74%), ampliamente superado por bueno (Tabla 1).
Según indican Martín Zorraquino y Portolés Lázaro (1999 : 4137), el contenido de la síntesis o conclusión que introduce en fin puede estar en la misma línea argumentativa de lo que se había expuesto previamente (ejemplo 25) o en una contraria (ejemplo 26). El carácter semánticamente poco marcado de esta partícula favorece su empleo en estos dos contextos.
(25) ya no lo sería / pero bueno <risas= “todos”/> / eh <alargamiento/> / bueno pues <alargamiento/> // no sé / me hubiera <alargamiento/> / eh <alargamiento/> / hubiera sido pues / seguramente / si hubiera sido la <alargamiento/> / la vida <alargamiento/> soñada / pues <alargamiento/> hubiera sido // eh <alargamiento/> // adorado <risas= “E”> por los aficionados / hubiera metido muchos goles / el Sevilla habría ganado muchos títulos // en fin / tendría la afición a mis pies (H23-054)
(26) entonces hay veces que ni mmm que los temas económicos / pues son aún más difícil que cualquier otro tema entenderlo / pero en fin / me esfuerzo un poquito por leerlos (M33-069)
En aquellos informantes que registraron mayores índices de uso de en fin, encontramos fragmentos en los que se empleó de forma acumulativa, donde se advertía la secuenciación de la información en recapitulaciones parciales. De este modo, se iba cerrando una parte de la exposición y dando paso a un nuevo subtópico (ejemplo 27).
(27) I: no es que no me guste / me gusta su explosión de luz / de color / de música / de sevillanas / eso sí me encanta / lo que pasa <vacilación/> lo que quiero decir / que aunque me gusta / pero ya de mayor voy poco / porque hay una serie de incomodidad / tienes que ir y después buscar un taxi / a las tantas te <vacilación/> <ruido = “chasquido_boca”/> en fin que <vacilación/> que pierdes mucho tiempo / pero sí me gusta dar cada año un paseíto por lo menos / un día damos un paseíto / para ver los coches de caballos / las casetas / entramos en una caseta / porque yo / no sé si te lo he dicho / yo soy periodista / y // se nota ||| sí sí ||| I: <risas = “E”/> por la <vacilación/> / y entonces vamos a la caseta de la prensa / la <vacilación/> la que pertenezco / y<alargamiento/> en fin / echamos allí un ratito / me gusta la Feria / lo que pasa que me gusta un día / como mucho dos / pero ya sería demasiado / con uno ya ||| E: uhum ||| I: y<alargamiento/> bueno / y de la Feria eso / la Feria es un <vacilación/> / es un<alargamiento/> es llevarte un poco tu casa allí a la Feria / y convivir con los amigos / los compañeros / en fin / convivir u<alargamiento/>na semana que se hace<alargamiento/> pequeña (H32-036)
El reparto de en fin por sujeto es un dato reseñable, porque su uso se concentró en menos de la mitad de los encuestados: un total de 33. Además, los índices de frecuencia en cada uno de ellos fueron bastante irregulares, pues casi la mitad de las ocurrencias (N = 60; 42,86%) se distribuyó entre 4 individuos, con 20 casos en 2 de ellos (H23-054 y M33-069) y 10 en los otros 2 (H32-036 y M32-047), frente al promedio generalizado de aproximadamente 4 registros por informante. Por tanto, se trata de una partícula que tiende a mostrarse como una marca idiolectal en algunos de los encuestados.
La distribución diastrática (Tabla 6) reveló que en fin fue un marcador más empleado por los varones (62,86%), por los hablantes de la tercera generación (55,00%) y por los que tenían más estudios (49,29%).
Las pruebas estadísticas pusieron de manifiesto que las medias de uso de esta unidad fueron sensibles a la influencia de los tres estratos sociales: sexo (ANOVA unifactorial: Ji2 8,92, Sig. 0,003; ANOVA de Kruskal-Wallis: Ji2 40,37 y Sig. 0,000), edad (ANOVA unifactorial: Ji2 98,41, Sig. 0,001; ANOVA de Kruskal-Wallis: Ji2 245,93 y Sig. 0,000) y nivel educativo (ANOVA unifactorial: Ji2 26,40, Sig. 0,001; ANOVA de Kruskal-Wallis: Ji2 54,35 y Sig. 0,000). Además, tales promedios permitieron apreciar una clara progresión ascendente de la presencia de en fin conforme mayor era la edad de los hablantes (Gráfico 11) y conforme mayor era su formación académica (Gráfico 12). En el caso del sexo también se observó una tendencia al alza en los hombres, aunque no fue tan pronunciada (hombres 3,06; mujeres 2,37), con menos de un punto de diferencia. Como habíamos señalado (§ 4.1.), este incremento en los varones puede haber influido en que ellos emplearan menos bueno con esta función. Por su parte, el aumento de las medias en el sociolecto alto va parejo a la mayor incidencia de la recapitulación en estos informantes (Santana 2022: 14).
Nuestros datos invitan a pensar que en fin tiende hacia una progresiva desaparición de los hábitos lingüísticos de los sevillanos, tanto por su escasa presencia en los encuestados más jóvenes como por la concentración de sus usos en los sujetos de más edad. El análisis del habla culta de Sevilla desde una perspectiva longitudinal
6 (Santana 2015: 461) avala este posible proceso de cambio que advertimos en nuestros resultados. Concretamente, en las muestras de finales del siglo XX este marcador registró cierta homogeneidad entre los tres grupos etarios, con una importante presencia entre los jóvenes, mientras que en las encuestas de comienzos del siglo XXI la tendencia cambiaba por completo, con una distribución muy irregular por sujeto y con una acumulación de la mayoría de los casos en los informantes de más edad, en coincidencia con los datos de esta investigación.
En lo que respecta a la variación espacial, los resultados de Santiago de Chile arrojaron una tímida utilización de en fin en todo el corpus como recapitulador (Rojas et al. 2012: 109; San Martín y Guerrero: 24-25), a mucha distancia del marcador prototípico en esa ciudad: al final (San Martín 2015: 104-105). Los datos recopilados en Valencia y Vigueras (2015) y en Santana y Borzi (2020 : 67) también apuntan a su menor presencia en la norma culta hispanoamericana. Sin embargo, en el sociolecto alto de Montevideo fue el reformulador recapitulativo más utilizado (Taibo 2016: 65). Por su parte, este fue el tercer marcador de reformulación más productivo en el habla de Granada (Ruiz 2021d: 436) y, además, el principal recapitulativo (Ruiz 2020a: 199). Al igual que en Sevilla, sus principales usuarios fueron los granadinos varones, los de más edad y los del sociolecto alto (Ruiz 2020a: 206-207). Por tanto, los datos con los que contamos apuntan a que en fin recapitulativo tiene mayor presencia en las áreas europeas estudiadas, especialmente entre hablantes con estudios universitarios, y muestra síntomas de ir progresivamente desapareciendo.
4.4. Es decir explicativo
En último lugar, nos ocupamos de es decir, que es un marcador característico de la reformulación explicativa, aunque con un uso en la oralidad no elaborada menos destacado que o sea (Martín Zorraquino y Portolés Lázaro 1999: 4124). Los datos procedentes del español hablado confirman esta tendencia (Perdomo 2020: 440; Rojas y San Martín 2012: 109; Ruiz 2021d: 436; San Martín y Guerrero 2016: 24-25; Taibo 2016: 65; Valencia y Vigueras 2015). Lo mismo puede decirse de los resultados de Sevilla (Santana 2022: 8, en prensa). En nuestro corpus, la frecuencia de es decir es menor que la de o sea, tanto en relación a los índices globales de la muestra (Tabla 1), como en lo que respecta al resto de reformuladores explicativos. En este último contexto (Santana en prensa), aunque fue la segunda forma más empleada por los sevillanos (19,27%), su índice porcentual fue casi 27 puntos inferior que el de o sea (46,18%), lo que demuestra su menor vitalidad en la oralidad no planificada.
Al igual que o sea, es decir explicativo se empleó para concretar mediante la ampliación de información (ejemplo 28), para tratar de desambiguar una afirmación u opinión previa (ejemplo 29) y para establecer la equivalencia denotativa entre dos segmentos, de manera que el segundo define o describe al primero (ejemplo 30).
(28) pero que la Semana Santa de Sevilla / yo creo que <alargamiento/> / en lo esencial / en poco se diferencia de lo que ocurre en otras <alargamiento/> ciudades o pueblos de Andalucía / es decir / es un culto externo / tú sacas un paso a la calle / en este caso nosotros lo llamamos paso / en Málaga lo llaman trono / en otro sitio lo llamarán de otra manera / hacen una estación de penitencia (H23-053)
(29) hay determinadas <alargamiento/> eh variedad de actividades que derivan del / resolver cosillas / es decir / que hoy / mi tiempo me permite resolver asuntos // de mi familia por ejemplo (H33-060)
(30) que es un cultivo <alargamiento/> / muy agresivo / que sirve para producir bioetanol / <simultáneo > es decir </simultáneo> […] gasolina (H13-050) Los datos del corpus nos indican que, de todos los reformuladores aquí estudiados, es decir explicativo fue el menos repartido entre los informantes de la muestra. Concretamente, se documentaron casos en solo 15 individuos y, además, el 68,87% (N = 73) se concentró en 2 varones del sociolecto alto (H23-056 y H33-060). Este rasgo idiolectal influyó claramente en los resultados de la distribución diastrática de esta partícula (Tabla 7). Específicamente, se observa que fue un marcador predominante entre los varones (90,57%), entre los sujetos de la tercera generación (48,11%) y entre los del sociolecto alto (94,34%).
Los tres factores sociales contemplados influyeron en los promedios de empleo de este reformulador: sexo (ANOVA de un factor: Ji2 126,84, Sig. 0,000; ANOVA de Kruskal-Wallis: Ji2 74,26 y Sig. 0,000), edad (ANOVA unifactorial: Ji2 39,93, Sig. 0,000; ANOVA de Kruskal-Wallis: Ji2 258,48 y Sig. 0,000) y nivel educativo (ANOVA unifactorial: Ji2 130,12, Sig. 0,000; ANOVA de Kruskal-Wallis: Ji2 282,12 y Sig. 0,000). Además, las medias relacionadas con la edad (Gráfico 13) y con la formación académica (Gráfico 14) nos presentan un patrón muy parecido al expuesto previamente para en fin. Concretamente, se aprecia la tendencia a un claro descenso de es decir explicativo entre los informantes más jóvenes, lo que, junto a su mayor concentración entre los encuestados de más edad, avalaría la tendencia a su progresiva desaparición de los hábitos lingüísticos de esta comunidad de habla. En este sentido, el contraste de nuestros resultados con los obtenidos en dos estudios previos en la norma culta de la capital andaluza, en los que se contempló la variación diacrónica (Santana 2015: 461; Santana y Borzi 2020: 68), nos permite afianzar la hipótesis que aquí aventuramos, dado el descenso de casos que este reformulador ha ido experimentado en las últimas décadas, especialmente entre el primer grupo etario. Por otro lado, es decir explicativo puede considerarse una marca de prestigio lingüístico, dada su presencia mayoritaria entre los hablantes del sociolecto alto (N = 100; 37,04%).
En el plano geolectal, junto a la semejanza en el menor empleo de es decir frente a o sea explicativos en las otras áreas exploradas, también se advierte que los índices de uso de esta última partícula son bajos, con ciertas diferencias entre el español de Santiago de Chile (Rojas et al. 2012: 25), con un 0,75%, y las dos ciudades andaluzas estudiadas. En este sentido, el índice porcentual de los chilenos fue bastante inferior al de Granada (Ruiz 2021b: 438, 2021d: 436), con un 4,08%, y al de Sevilla, con un 6,06%. Señalamos, además, las similitudes y las diferencias con los resultados de Granada (Ruiz 2021b) y de La Habana (Perdomo 2020) en lo que respecta a la influencia de las variables sociales 7 . En todos los casos hay coincidencia en que es un marcador más característico de los hablantes de la tercera generación y del sociolecto alto. Sin embargo, frente al uso más masculino registrado entre los sevillanos y los granadinos, las mujeres habaneras fueron las principales promotoras de este marcador. Al consultar los resultados del sociolecto alto de varias ciudades hispanohablantes (Santana y Borzi 2020: 67; Taibo 2016: 65; Valencia y Vigueras 2015) constatamos también el menor empleo, de forma generalizada, de es decir frente a o sea explicativos. Por tanto, a falta de nuevos datos, parece que la escasa presencia de este reformulador, así como la tendencia a su progresiva desaparición, son características generalizadas en el español hablado actual, con ligeras diferencias entre unas ciudades y otras.
5. CONCLUSIONES
En esta investigación hemos estudiado los principales marcadores del discurso que se emplearon en el corpus PRESEEA de la ciudad de Sevilla para reformular, todos ellos con más de 100 ocurrencias: o sea explicativo, bueno recapitulativo, bueno rectificativo, o sea recapitulativo, en fin recapitulativo y es decir explicativo. Aunque en esta ocasión no nos detuvimos en su estudio, no fue nada despreciable la presencia en nuestros materiales de otras formas que obtuvieron entre 99 y 50 registros: vamos recapitulativo, vamos explicativo, vamos rectificativo y o sea rectificativo.
Los resultados obtenidos a partir del análisis cuantitativo inicial delatan que: 1) las tres estrategias de reformulación más extendidas en la muestra fueron, en orden decreciente, la de recapitulación, la de explicación y la de rectificación; y 2) hubo una importante presencia en este entorno pragmático- discursivo de marcadores característicos del ámbito conversacional, como fue el caso de bueno y vamos.
Por otro lado, la caracterización funcional reveló la polivalencia de algunas de las partículas estudiadas, como o sea, bueno y vamos, cualidad habitual de los marcadores del discurso. Agrupando las unidades por tipo de reformulación, concluimos que: 1) en el entorno de la explicación, o sea y es decir se utilizaron en contextos parecidos, a pesar de que la primera fue mucho más representativa en la muestra. Concretamente, fueron habituales las secuencias en las que los hablantes querían aclarar o especificar un segmento previo, mediante la aportación de datos o ejemplos, o casos en los que su intención era señalar la equivalencia designativa entre el enunciado inicial y el reformulado; 2) en lo que respecta a la recapitulación, bueno destacó por su recurrente empleo detrás de pero, lo que contribuyó a la expresión de matices modales; o sea se utilizó a menudo seguido de que; y en fin, con más tendencia a convertirse en una marca idiolectal por su acumulación de casos en algunos informantes, nos permitió observar contextos en los que su utilización reiterada en algunos fragmentos se reflejaba en recapitulaciones parciales que le permitían al encuestado ir avanzando su exposición; y 3) la rectificación llevada a cabo por bueno, fórmula prototípica para esta función en nuestros materiales, se empleó en contextos de sustitución parcial y total de lo que se había dicho en el segmento precedente.
En lo tocante a la correlación con las variables sociales, se detectaron algunas influencias en el empleo de los reformuladores estudiados: 1) las mujeres se mostraron más tendentes a emplear bueno para la recapitulación y la rectificación, mientras que los hombres lideraron el uso de en fin recapitulativo y es decir explicativo. A este respecto, ellas fueron más propensas a utilizar partículas conversacionales para reformular, algunas de ellas, como bueno recapitulativo, no siempre constatadas en descripciones previas de los marcadores del discurso; 2) por edad, los informantes de los dos primeros grupos etarios lideraron la forma mayoritaria para explicar, o sea, y los más jóvenes la variante más común para recapitular y rectificar, bueno, mientras que los de edad más avanzada promovieron unidades menos extendidas en nuestros materiales, como es decir explicativo y en fin recapitulativo. Si a esto añadimos la escasa presencia de estos dos últimos reformuladores en los sujetos de la primera generación, nuestros datos apuntan a su progresiva desaparición de los hábitos lingüísticos de los sevillanos; y 3) en cuanto al nivel educativo, la reformulación explicativa, aunque liderada en índices de frecuencia por o sea en todos los estratos, especialmente en el intermedio, mostró una importante presencia de es decir en el sociolecto alto. Por otro lado, o sea, bueno y en fin recapitulativos también pusieron de manifiesto su mayor peso entre los informantes con más formación académica, dato que está en consonancia con el hecho de que fue el colectivo que más incluyó esta estrategia en sus intervenciones. Además, bueno rectificativo fue una partícula con más representación entre los informantes con menor nivel de estudios. Finalmente, si tenemos en cuenta que es decir explicativo presentó una gran diferencia de uso entre sujetos de los sociolectos alto y bajo, con claro incremento de su utilización entre los primeros, podemos aventurar que estamos ante un reformulador caracterizador de la norma culta sevillana, y, por consiguiente, ante una variante con connotaciones de prestigio lingüístico.
Por último, el contraste geolectal con las ciudades estudiadas hasta el momento, preferentemente Santiago de Chile y Granada, y, en menor medida, Montevideo y La Habana, puso de manifiesto que: 1) o sea es el marcador más característico para realizar la reformulación explicativa en estas áreas geográficas; 2) las formas conversacionales como bueno recapitulativo y bueno rectificativo tuvieron más presencia en las ciudades europeas, principalmente en lo que respecta a la primera función; y 3) o sea recapitulativo, en fin recapitulativo y es decir explicativo fueron unidades más características de las dos urbes españolas, Granada y Sevilla, aunque la menor presencia de las dos últimas en los hablantes más jóvenes hace pensar en la tendencia a su progresivo desuso. Sin lugar a dudas, el análisis de la variación espacial se verá enriquecido con las futuras contribuciones de otras ciudades que trabajan en el entorno de PRESEEA.
Resumen:
1. PRESENTACIÓN
2. MARCO TEÓRICO
2.1. La reformulación
2.2. Los marcadores del discurso y la variación espacial y social del español
3. MARCO METODOLÓGICO
3.1. La muestra
3.2. Identificación de las unidades de análisis
3.3. Cuantificación de los datos
4. ANÁLISIS Y RESULTADOS
4.1. O sea explicativo y o sea recapitulativo
4.2. Bueno recapitulativo y bueno rectificativo
4.3. En fin
4.4. Es decir explicativo
5. CONCLUSIONES